miércoles, 13 de junio de 2012

Sobre chóferes y complejidad


Albert Einstein viajaba por América dando charlas sobre la teoría de la relatividad acompañado de su chófer. El chófer siempre se sentaba en un rincón al final de la sala y escuchaba con atención. Un día le dijo a Einstein que no entendía que los científicos americanos se asombraran tanto de lo que enseñaba puesto que los conceptos eran sumamente sencillos. “Hasta yo sería capaz de explicarlo” Así que Einstein aceptó el reto. “En mi próxima  conferencia tu serás Albert Einstein y yo su chófer, y le explicarás a la audiencia mis teorías”. Así fue, en la siguiente charla, el chófer expuso la teoría de la relatividad y Einstein se sentó en un rincón al final de la sala. Cuando terminó la conferencia, y después de los sonados aplauso un asistente, preguntó al conferenciante: “¿Y ahora me puede explicar la relación entre el Big Bang y la teoría de la relatividad?”. El falso Einstein contestó. “Eso es tan sencillo que hasta mi chófer que está sentado en un rincón de esta sala, es capaz de explicarlo”. Aquí tienes una gran respuesta para salir del paso cuando no tienes ni idea de lo que te están preguntando.

Einstein creía firmemente en la simplicidad. “Debe ser simple para ser cierto”. En este caso discrepo ligeramente. La simplicidad de las cosas no es algo absoluto, sino que está relacionada con nuestra capacidad  de comprenderlas. Y eso no afecta a su certeza. Muchas veces, estudiando el comportamiento molecular de las células me maravillo de la complejidad de su estructura. Los mecanismos de regulación parecen ser infinitos, organizados en capas que se retroalimentan y se basan en interacciones entre componentes múltiples. Un bucle eterno, como describiría Douglas Hofstadter. A veces me pregunto si algún día seremos capaces de comprender toda esta complejidad y orquestación. Recuerdo una conversación  con mi buen amigo Pepemo sobre la complejidad de las señales neuronales. Pepemo sostenía que un sistema de complejidad N puede sólo explicar otro de complejidad N-1. Esto nos llevaba a la conclusión de que el cerebro humano sería incapaz de llegar a comprender su propia biología. Otro bucle. En estos tiempos revueltos intento entender lo que pasa y me pregunto hasta qué punto no está todo entremezclado, en capas que se interconectan y retroalimentan. La Deuda con las hipotecas, con el aumento de la población, los conflictos territoriales, las religiones, el petróleo, cambio climático, el crecimiento de China, la escasez –o no- de alimentos. Y por cómo van las cosas no parece que hayan muchos  que sepan cómo tirar del hilo para que se desenrede todo. Al contrario, el nudo se aprieta cada vez más. Este Post acaba inacabado. Quizás un sistema N+1 pudiera hacerlo.

4 comentarios:

  1. Así es, un bucle eterno, me encantó la reflexión!! Muy ingeniosa la comparación. Estoy de acuerdo en lo q dices, pero también tengo mis matices y creo q a veces encontramos una respuesta sencilla a un gran problema (no para salir del paso como en el caso del chófer), y nos esforzamos a creer que tan sencillo no puede ser, así es que nos complicamos en buscar una respuesta complicada y entramos nuevamente en un bucle, en este caso en el bucle de la estupidez!. Que de esto tenemos muchos expertos!!

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  2. Sí eso es lo que precisamente decía el Sabio: "Sólo hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana. Y del primero no esto tan seguro..."

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  4. Hay una frase muy conocida que resume la idea: "Si el cerebro humano fuera tan simple que pudiéramos entenderlo, entonces seríamos tan estúpidos que tampoco podríamos entenderlo"

    Y aunque yo no tengo chófer, recuerdo que cuando empecé a dar clases, una profesora veterana me dio un consejo: "Si un alumno te hace una pregunta que no sepas responder te diriges a la clase y dices: Buena pregunta, ¿alguien tiene una respuesta?"
    Y fue después con los años cuando aprendí que como profesor alcanzas la madurez cuando pierdes el miedo a decir "no lo se", aunque tampoco conviene decirlo con mucha frecuencia.

    Gracias por citarme.

    Pepemo.

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